domingo, 20 de agosto de 2017

Diálogo entre sellos



El sobre viejo
Patricio Canessa

A mi amigo le gusta ordenar sus sellos de noche. Pasa horas y horas hasta la madrugada revisando sus clasificadores. Con frecuencia lo vence el sueño…..
Esa noche como tantas otras el clasificador estaba abierto…un sello nuevo recordaba las peripecias que vivió su vecino, un sello usado hasta llegar a hacerle compañía en el clasificador.
En la página opuesta había llegado un personaje extraño. El sello nuevo preguntó si alguno lo conocía. Era grande y parecía muy maltratado.  -Parece un sobre. Recuerdo que me pegaron en uno parecido – dijo el sello usado.
Le habla con cierta timidez y le dice – pareces un sobre viejo, yo estaba en uno mas nuevo pero me bañaron para despegarme y me pusieron aquí – el sobre le contesta que está muy cansado y que después conversará con el.
Parece engreído – señaló el sello nuevo.
No soy engreído, tengo mis años y he recorrido mucho, mucho. Tu vida parece entretenida le dijo el sello usado.
Si les contara seguro no me creerían – me mandaron a un lugar que era muy caluroso, yo venía del frío; dentro de una caja de madera con paquetes y otros sobres como yo.
El viaje fue largo y parece que en barco por que no dejamos de balancearnos. Nos recibió una persona con la piel que parecía quemada, muy rara, y me dejó aparte. Hablaba un idioma que no entendí, me pusieron en otra caja con mas sobres y paquetes; pasaron varios días.
¿No te asustaste? Preguntó el sello nuevo,  -yo siempre he estado acá bien cuidado y seguro. – No, lo que mas me molestaba era el calor – respondió el sobre.
 -Finalmente después de otro viaje llegue a un lugar en que sí entendí lo que decían - continuó el sobre.
-      No podía creerlo, me habían mandado a un lugar equivocado..!
Qué pasó entonces preguntaron al unísono lo sellos que escuchaban atentamente.
– Me llevaron a varios lugares pero no me dejaron en ninguno; al cabo de un tiempo me pusieron este timbre rojo y me devolvieron a casa  -
Que pena, dijo el sello usado.
–No, volví a salir de viaje, ahora en una caja mas bonita y para mi solo, parece que nuevamente en otro barco, porque se balanceaba todo el tiempo. –No se cuanto tiempo pasó y otra vez…… mucho calor!
 -Me recibieron con honores, una sola persona, creo era importante, dio las gracias muchas veces y su piel no estaba quemada. Me puso en una maleta con olor a cuero. Después de un rato llegamos a un lugar donde me entregaron a un señor gordo con uniforme….por fin, exclamó-.
- Me hizo un tajo, y sacaron lo que traía…. yo no les importaba, me botaron al suelo.
Después de todo lo que habías pasado – dijo el sello usado.
…Así fue, me recogió una persona que me entregó a un niño….parece que le gustaban las estampillas, así es que me resigné a que sacaran la estampilla, ojalá que bañándome y no con tijeras.
…Pero no te sacaron la estampilla, todavía la tienes..
Si, tuve suerte – dijo el sobre.
…Pasé muchos meses en el cajón de un escritorio. Me cambiaron por un montón de estampillas, el niño quedó feliz y parece que el señor también.
…Me llevaron a una tienda, me vendieron…..
…El caballero que me compró dijo que le interesaba el pueblo de donde yo venía. 
No te creo,  -le dijo el sello nuevo -, tu pueblo es muy chico y además cerraron la oficina de correos ahí.
Pero lo importante es el sello que tienes pegado – acotó el sello usado
…Parece que no, porque lo que mas le gustó cuando me vio es el timbre que pusieron cuando me devolvieron y el primero que me pusieron en mi primer viaje.
-      Cuéntanos como llegaste aquí
Pasé muchos años en distintas tiendas y lo que mas me gustaba es que cada vez que me compraban pagaban mas….parece que no saben mucho porque hay muchos sobres mas bonitos y no tan viejos ni ajados.
Uno de los sellos que escuchó atentamente el relato del sobre comentó que debía tener muchos años – tengo mas de cien  – dijo el sobre.
…El silencio invadió el clasificador…..quienes habían escuchado la historia tenían sólo uno pocos años.
Por eso te cuidan tanto y estás en una hoja especial, debes ser muy importante….dijeron varios.

Las primeras luces del amanecer tocaron la ventana y mi amigo cerró el clasificador. Se  acomodó en el sillón y continuó soñando con su sobre recién adquirido.